jueves, 25 de abril de 2013

Libertad de opción.



La libertad de opción de Jesús se expresa en su bautismo. 

En la cultura judía, la inmersión en agua era símbolo de muerte. Para las masas judías que acudían a Juan Bautista, simbolizaba la muerte a un pasado, el de la propia injusticia (“los pecados”). Para Jesús, exento de injusticia, es símbolo de muerte en el futuro, es decir, de la aceptación incluso de la muerte si fuere necesaria o inevitable en su misión de ofrecer la salvación a la humanidad. 

La opción de Jesús, opción total que lo lleva al don total de sí mismo, nace de su amor a la humanidad y lo expresa. Conocemos la respuesta divina a esa opción, que ha puesto a Jesús en plena sintonía con Dios: la comunicación plena del Espíritu, de la vida y el ser de Dios mismo, que hace de Jesús el Hijo de Dios, capacitándolo para la misión que se ha propuesto realizar. 

Jesús permanece firme en su opción, a pesar de las tentaciones que experimenta en su vida activa, en particular la tentación del poder. No se deja arrastrar por la popularidad y esquiva el liderazgo que le ofrecen en Cafarnaún (1,35-38); no acepta el poder, retirándose cuando quieren hacerlo rey (Jn 6,15). Es decir, la libertad de opción de Jesús ha terminado su ejercicio.

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